Este estudio nace de la campaña “Yo no soy un lince” que revisó durante el verano la visión a miles de conductores -usuarios y profesionales- de España y recibió el apoyo de la Dirección General de Tráfico, el Servei Català de Trànsit y Dirección de Tráfico del Gobierno Vasco. De dichas revisiones se han extraído casi 1.700 pruebas válidas completas con las que se ha elaborado este informe que busca actualizar los datos del último publicado sobre la materia por la propia asociación en 2017. El objetivo es descubrir cómo ha evolucionado la visión de los conductores en este periodo de cinco años en el que se han vivido causas tan extraordinarias como la pandemia del COVID-19 y el confinamiento.
Recordamos que el estudio de 2017 fue el primero que relacionó estadísticamente siniestralidad con salud visual: aquellos conductores con peor visión tenían hasta tres veces más accidentes que el resto. En esta nueva edición, se analizan las tendencias y casuísticas que afectan a cuestiones como la sintomatología que dificulta la conducción (deslumbramiento, fatiga visual o problemas en conducción nocturna) y se concluyen datos como estos que se avanzan:
VER EL ESTUDIO en http://visionyvida.org/estudiosinvestigacion/